miércoles, 21 de julio de 2010

SEPTIMO PASO

"Cuando comencé a estudiar el Séptimo Paso que dice: “Humildemente pedimos a Dios que nos librase de nuestras culpas”, mi lista de culpas incluía un extenso catalogo de sentimientos. Humildemente pedí a Dios que me eliminase mi ira, mi miedo y mis sentimientos de culpa. Esperaba que llegase el día en que nunca más tuviese que experimentar esos sentimientos.


Claro está, ese día nunca llego. Sin embargo, he aprendido que los sentimientos no son defectos. La verdadera naturaleza de mi problema era mi negativa tenaz a reconocer mis sentimientos, a aceptarlos y a dejarlos marchar. Tengo muy poco poder sobre los sentimientos que afloran, sin embargo es mi responsabilidad el saber qué hacer con ellos.


Hoy en día puedo aceptar mis sentimientos, compartirlos con otras personas, reconocer que son sentimientos y no hechos y luego dejarlos marchar. Ya no me encuentro inmersa en un estado permanente de ira o de autocompasión pues cuando me permito sentir lo que deseo, los sentimientos pasan. No he perdido mis emociones sino que me he librado de las deficiencias que bloqueaban la aceptación de mi misma.


Recordatorio para hoy:


Cuando practico el Séptimo paso, rezo para que cualquier interferencia que pueda existir entre la voluntad de mi poder superior y yo pueda ser eliminada. No tengo que tener todas las respuestas. Necesito solo la voluntad.


“No necesariamente obtuvimos los resultados que deseábamos sin embargo de alguna manera siempre recibimos aquello que más necesitábamos” …. En todas nuestras acciones"


Lectura del 5 de Septiembre de Valor para Cambiar


En este punto hemos trabajado individualmente y llegado a un grado de conocimiento personal, somos capaces de reconocer tanto virtudes como defectos en cada uno, lo que nos lleva a una COMPRENSIÓN TANTO MÍA COMO DEL OTRO que es la HUMILDAD, por lo tanto estamos en capacidad de ACEPTAR.


Este paso nos centra en LA DERROTA TOTAL y en el reconocer que todo esta en manos de DIOS, que mi trabajo es CONFIAR, TENER FE, HUMILDAD Y PACIENCIA.


Martha Judith


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